Absoluta obra maestra del amigo Bowie, acompañado del gran Mick Ronson (cualquier ser humano debería aceptar de buen grado un papel secundario al lado de Bowie) para el disco Hunky Dury. Claro homenaje a la Velvet, banda que idolatraba, como cualquier persona sensata (y decente). Es una pasada.
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