Uno de los pocos genios absolutos que hemos tenido en Euskal Herria. Escuchar sus temas sin ser vascoparlante (euskaldun por estos lares) hace que se pierda mucha parte del mensaje, pero su música hace que te sumerjas en un bosque de hayas y que te emociones, porque si una cosa sabía el bueno de Mikel era transmitir.
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